jueves, 7 de junio de 2012

Ray Bradbury, poeta de la ciencia ficción

     El pasado 5 de junio falleció Ray Bradbury , escritor estadounidense  cuyos relatos  maravillaron a varias generaciones por su imaginación, humanidad y lirismo. En nuestra biblioteca hay dos de sus libros más famosos: Crónicas marcianas  y  Fahrenheit 451 . Los invitamos a leerlos.
     Este artículo de "Página12"  detalla la creación de esas obras:

http://www.pagina12.com.ar/diario/ultimas/20-195779-2012-06-06.html







El bello comienzo de   Crónicas marcianas :

Enero de 1999

        El verano del cohete
        
        Un minuto antes era invierno en Ohio; las puertas y las ventanas estaban cerradas, la escarcha empañaba los vidrios, los carámbanos bordeaban  los techos, los niños esquiaban en las pendientes; las mujeres envueltas en abrigos de piel caminaban pesadamente por las calles heladas como grandes osos negros .
         Y de pronto, una larga ola de calor atravesó el pueblo; una marea de aire cálido, como si alguien hubiera dejado abierta la puerta de un horno. El calor latió entre las casas y los arbustos y los niños. Los carámbanos  cayeron , se quebraron y se fundieron. Las puertas se abrieron de par en par; las ventanas se levantaron;  los niños se quitaron las ropas de lana; las mujeres guardaron en los armarios los disfraces de oso; la nieve se derritió, descubriendo los prados verdes y antiguos del último verano.
           El verano del cohete. Las  palabras corrieron de boca en boca por las casas abiertas y ventiladas. El verano del cohete. El caluroso aire desértico cambió los dibujos de la escarcha en los vidrios, borrando la obra de arte. Los esquíes y los trineos fueron pronto  inútiles. La nieve, que caía sobre el pueblo desde los cielos helados, llegaba al suelo transformada en una lluvia tórrida.
            El verano del cohete. La gente se asomaba a los porches goteantes y observaba el cielo, cada vez más rojo.
            El cohete, instalado en la plataforma de lanzamiento, soplaba rosadas nubes de fuego y calor de horno. El cohete se alzaba en la fría mañana de invierno, creaba verano con cada aliento de los poderosos escapes. El cohete transformaba los climas, y durante unos instantes fue verano en la Tierra.
                                                                                                                                                                                          Ray Bradbury